fbpx

Si no te has preguntado nunca por cuánto debe costar un crédito de carbono, lo acabarás haciendo, y pronto. Este ya es uno de los factores que limitan la producción en algunas industrias intensivas en energía. Pero en unos años, este coste acabará asumiéndose por toda la cadena de valor y ahí es donde los créditos de carbono comienzan a ser objeto de todo tipo de especulaciones.

Este instrumento financiero se ideó en los 90 para impulsar la transición de una economía 100% dependiente de los hidrocarburos a una que pueda si no evitar, al menos sí mitigar el impacto del calentamiento global.

Así, los créditos de carbono son una moneda de cambio de malas prácticas por buenas prácticas y cada uno equivale a 1 tn de CO2 retirada de la atmósfera (removal) o dejada de emitir (offsetting).

Europa es el mayor mercado mundial para estos créditos de carbono, dado que además de miles de empresas que acuden a los registros voluntarios de carbono, en la UE ya hay también un buen número de actividades dentro de los conocidos como ETS -Emissions Tradding Systems-, que están totalmente regulados desde Bruselas.

En principio, cuando se ideó el mecanismo de los créditos de carbono -voluntarios entonces-, se pensó que un precio adecuado estaría en torno a los 20 euros. Sin embargo, tanto el precio tasado en estos ETS, por encima siempre de los 42 € ha hecho subir el coste de los créditos de carbono voluntarios, como puede ser el caso de los del Registro del Miteco.

Pero cuál es el precio justo para un crédito de carbono

Definir cuánto debe costar un crédito de carbono es una cuestión que integra economía, ecología y la responsabilidad social. El precio de estos créditos debe reflejar no solo el coste de reducir o evitar emisiones, sino también el impacto agregado en las empresas, el medio ambiente y la sociedad.

En este contexto, el llamado coste social del carbono aporta una perspectiva importante: representa el valor que, en términos económicos, la sociedad debería estar dispuesta a asumir para compensar el daño ambiental causado por cada tonelada adicional de CO₂ emitida.

Este concepto, asociado a la teoría del óptimo social, plantea que el precio ideal de un crédito de carbono debe equilibrar la necesidad de reducir emisiones sin imponer cargas excesivas que frenen la inversión.

Factores clave en el precio de los créditos de carbono

Costes de implementación de proyectos: los de reforestación, restauración de ecosistemas o energías renovables requieren una inversión inicial y un seguimiento riguroso, factores que impactan directamente el precio final de cada crédito de carbono. Y dejamos para otro post comentar el sistema Miteco y las compensaciones ex-ante. 


Demanda y regulación del mercado: En Europa, los ETS han establecido precios mínimos para créditos de carbono, influenciados por la normativa de Bruselas. Sin embargo, el mercado voluntario depende de las fluctuaciones en la demanda empresarial, que varía en función del compromiso de cada sector con la reducción de huella de carbono y su responsabilidad climática.



Aunque no existe una medida estándar global, el coste social del carbono se considera un factor igualmente crucial. El criterio más reciente de numerosos expertos lo sitúan en su valor de mercado actual: unos 66 $/tCO₂ . Si bien la EPA de EEUU y especuladores del mercado que creen que llegará a 200 $/tCO₂. Algo que parece totalmente indeseable salvo que te dediques a la especulación.

Además de compensar las emisiones, los créditos de carbono pueden aportar cobeneficios como la mejora de la calidad del agua y la vida en las comunidades locales. O la biodiversidad, como se ha tratado hace poco en la COP16. Esta doble función puede justificar precios más elevados, ya que estos créditos aportan valor adicional más allá de la mera compensación de emisiones.



El precio ideal de los créditos de carbono


Evaluar cuál es el precio justo para un crédito de carbono. Porque si el mecanismo fue inventado para impulsar la transición a una economía descarmonizada, es obvio que la compensación de CO2 siempre debe moverse en un margen razonable.

Vamos, un precio que no desincentive las inversiones por su bajo coste, pero que tampoco que impida que sigan desarrollándose nuevas restauraciones de ecosistemas, reforestaciones, etc.

La valoración de los créditos de carbono en el futuro dependerá de varios factores, incluyendo la política ambiental global, los avances en tecnologías de captura de carbono y la creciente aceptación del coste social del carbono como referencia para la fijación de precios.

Nuevas propuestas, como los créditos de biodiversidad y cobeneficios ambientales que se plantean desde organismos internacionales, podrían redefinir las estructuras de precios y añadir más matices a la valoración de estos activos.

En resumen, abordar la cuestión de cuánto debe costar un crédito de carbono es cada vez más importante para una transición hacia una economía con menor impacto climático, donde los precios de los créditos reflejen tanto su impacto real como su valor social y ambiental.

(Visited 27 times, 1 visits today)