Antes de de 2030, habrá cerca de 2,3 millones de hectáreas de suelo agrícola caído en desuso, que se sumarán a los 3 millones que ya se han abandonado en los últimos 20 años. Dos tercios del territorio español se encuentran catalogados como tierras áridas, semiáridas y subhúmedas secas, es decir, corren el riesgo de acabar siendo un desierto.
Así, a la emergencia climática debe sumarse la necesidad urgente de detener el avance del desierto. Cada vez más empresas elevan su compromiso más allá de lo que marca la ley. Ha llegado el momento de que los ciudadanos también pasen a la acción y Forest Bank les ofrece un mecanismo para conseguirlo con el nivel de renuncia que cada uno sea capaz de asumir.
El el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico dispone de un presupuesto de más de 1.642 millones de euros para restauración de ecosistemas este año. Si una fracción de esa cantidad se utilizara en bonificar un 25% de la inversión privada en Forest Bank, se daría un efecto multiplicador tanto de la superficie reforestada cada año, como del dinero público y privado que se destina a tal fin.
Forest Bank es un proyecto alineado con varios ODS (8, 11, 13 y 15) de las Naciones Unidas, que por otro lado han declarado ésta como la Década para la Restauración de los Ecosistemas. En su Estrategia de Biodiversidad para 2030 la UE se ha comprometido a la plantación de 3.000 millones de árboles hasta 2030.
Por otro lado, el Reglaméntelo del Parlamento Europeo y del Consejo sobre bonos verdes europeos (BVEu) ha sentado las bases para los bonos que persiguen objetivos medioambientalmente sostenibles en el sentido del Reglamento (UE) 2020/852.