La Amazonía, el mayor pulmón verde del planeta, atraviesa una situación crítica. Un reciente estudio publicado en Nature Communications por la Universidad de São Paulo confirma que la deforestación es responsable de casi tres cuartas partes del descenso de lluvias y del 16% del aumento de las temperaturas en la estación seca.
Por primera vez, la investigación logra separar los efectos derivados del cambio climático global de aquellos vinculados directamente a la pérdida local de bosque, revelando un panorama alarmante.
📉 Un balance medible del daño
Los modelos climáticos aplicados a décadas de datos indican que las precipitaciones en la estación seca disminuyeron en 21 mm al año, de los cuales 15,8 mm se deben exclusivamente a la deforestación. Las temperaturas máximas subieron en torno a 2 ºC, con un 16,5% atribuible a la tala y el resto a las emisiones globales.
Como explica el equipo investigador, se trata de una auténtica “cuenta pendiente” que muestra la responsabilidad compartida:
- Las emisiones globales, en gran parte de países industrializados, impulsan el calentamiento.
- La deforestación local en Brasil deja una huella clara sobre el clima regional.
🌳 Los primeros impactos son los más graves
El estudio también demuestra que el clima reacciona de forma más drástica en las primeras fases de deforestación (entre un 10% y un 40% de pérdida forestal). Esto significa que preservar cada fragmento de selva es vital.
Entre 1985 y 2023 la Amazonía perdió un 14% de su vegetación nativa, el equivalente a la superficie de Francia, principalmente por la conversión a pastizales. Aunque las tasas de deforestación se han reducido recientemente, la degradación por incendios y fragmentación sigue avanzando.
💧 Las “máquinas de lluvia” en riesgo
La Amazonía regula el agua de gran parte de Sudamérica a través de los llamados “ríos voladores”, flujos de humedad que alimentan las lluvias en regiones agrícolas tan importantes como el Cerrado o el sureste de Brasil.
La pérdida de bosque interrumpe este ciclo, prolongando las estaciones secas, aumentando los incendios y poniendo en jaque la resiliencia del ecosistema.
🌍 Una señal global
El análisis de concentraciones de CO₂ y metano en los últimos 35 años revela que más del 99% de su incremento procede de fuentes globales, no de la deforestación amazónica. Sin embargo, mantener el bosque en pie sigue siendo la herramienta más poderosa para mitigar el cambio climático desde Brasil.
✅ Conclusión
El estudio manda un mensaje claro: la restauración de ecosistemas y la protección de bosques existentes son claves para frenar la crisis climática. El potencial de captura de carbono de la Amazonía, junto con otros ecosistemas, depende de decisiones políticas, empresariales y ciudadanas que no pueden esperar.

