Parece una evidencia que el impacto que el teletrabajo tiene en tus emisiones de CO2 absolutas es positivo. Sin embargo, cabe añadir una serie de matices que hacen ver que esta modalidad no tan ecofriendly como se ha vendido y, desde luego, su impacto en términos medioambientales debe ponerse más bien en entredicho.
Según este estudio de Greenpeace publicado justo después del encierro por la pandemia de COVID-19: “La expansión del teletrabajo contribuye a aumentar los beneficios medioambientales, y además podría llevarse a cabo con bajos costos de transacción”.
Y es evidente que, aunque no todo el mundo pueda optar a teletrabajar, (solo un 8,3% de acuerdo con el citado estudio), si dejas de acudir a la oficina algunos días, gastas menos combustible con tu coche, en caso de que vayas en tu vehículo.
Además, tu coche, sobre todo si es un diésel antiguo, no solo emite CO2, también una considerable cantidad de gases y partículas nocivos y contaminantes. En términos de carbono -si te desplazas unos 30 km a tu puesto de trabajo- cada día que teletrabajas se ahorran 11 kg de CO2 aproximadamente.
Esa parece un clara ganancia en términos de CO2 por parte del teletrabajo, sin embargo, se ha comprobado que, en muchos casos, las personas que teletrabajan, utilizan más el coche para viajes relacionados con el ocio, ya que normalmente, tienen horarios más flexibles.
Ahí, el CO2 no se emite para ir al lugar de trabajo, pero en cualquiera de los casos acaba igual en la atmósfera. Y lo que es más importante, al no ser un desplazamiento in itinere (profesional) entra al 100% dentro de tu huella personal de carbono. Las emisiones medias de cada española y español son de unas 7 tn de CO2 al año.
Videoconferencias, aires acondicionados y… coworkings
Además de todo esto, ciertas prácticas íntimamente unidas al trabajo a distancia, como las videoconferencias, son muy contaminantes. Por ejemplo, un ordenador encendido 30 horas a la semana, con su cámara y micrófono encendidos, en un año habrá emitido el carbono el equivalente un turismo que viaje de 540 kilómetros, en el que se emitirían aproximadamente unos 50 kg de CO2.
El teletrabajo va perdiendo su aura eco ya solo por esto, pero además, el correo electrónico empresarial -que usas mucho más si estás en remoto- es responsable de 131 kilos de CO2 al año por persona, el 22% de esa cifra corresponde a spam.
En realidad, a las empresas tecnológicas y financieras líderes en esfuerzos para reducir las emisiones gases de efecto invernadero, y también a la hora de compensar CO2, se enfrentan a un complejo nuevo reto con el teletrabajo, puesto que las oficinas domésticas emiten más CO2 de lo que pensamos.
Según asegura Veselin Arnaudov, CTO de Forest Bank -una empresa dedicada a la medición y compensación de emisiones-: “la huella de carbono de nuestros dispositivos, Internet y los sistemas que los respaldan representa alrededor del 3,7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”.
“Esto es similar a la cantidad de CO2 producida por la industria de las aerolíneas a nivel mundial. Sin embargo, el transporte aéreo ya ha empezado a transitar hacia la bajada de las emisiones y las atribuibles a internet se van a duplicar de ahora a 2025”, añade.
Por su parte, Amanda von Almen, jefa de reducción de emisiones de Salesforce.com asegura: “las emisiones no han desaparecido, simplemente se mudaron a otro lugar”. Reuters se puso en contacto con veinte grandes empresas y diez de ellas han estimado las emisiones de las oficinas en el hogar de sus empleados.
Seis de estas empresas dieron las cifras detalladas sobre sus emisiones. Estas muestran que medio millón de teletrabajadores produjeron el equivalente a 134.000 millones de toneladas de dióxido de carbono aproximadamente en el primer año de la pandemia. Eso equivale a consumir 15 millones de bidones de gasolina o quemar 67.000 toneladas de carbón.
Por otro lado, la mitad de las empresas a las que Reuters encuestó ni tan siquiera cuentan las emisiones de las ‘oficinas caseras’, incluidos los grandes líderes tecnológicos y del ecommerce, como Apple o Amazon. Para Apple, de hecho, “estas emisiones son pequeñas en relación con nuestra huella de carbono empresarial”.
Qué puedes hacer para reducir tus emisiones de CO2 en casa
Como ha quedado evidente, hay ciertos hábitos que podemos cambiar para disminuir esta huella de carbono vinculada al teletrabajo. Por ejemplo, apagar los ordenadores cuando no se están usando o favorecer las llamadas en lugar de las videoconferencias podría reducir drásticamente las emisiones de CO2.
Las emisiones de carbono de los correos electrónicos dependen del tipo de correo: un correo electrónico no deseado genera 0,3 gramos de CO2, un correo electrónico normal 4 gramos y uno con foto o archivo pesado produce 50 gramos.
Por ello, enviar un mensaje de texto SMS puede ser la alternativa más respetuosa con el medio ambiente como forma para mantenerse en contacto, ya que cada mensaje de texto genera 0,014 gramos de CO2.
Teletrabajar podría reducir la huella de carbono en España en 3 millones de toneladas al año, pero para ello debes introducir cambios en tu rutina de teletrabajo, como se indica en este estudio del BBVA.
Y ojo con abusar de las RRSS: se estima que un tweet tiene una huella de 0,2 gramos de CO2, aunque Twitter no respondió a la solicitud para confirmar esta cifra. Según la Comisión Europea, cada hora que tu ordenador se mantiene encendido, emite entre 50 y 235 gramos de CO2 considerando una potencia de entre 80 y 360 vatios.
Por otro lado, está la doble renovación de los equipos domésticos y caseros, porque un estudio de la Universidad de Edimburgo descubrió que extender el tiempo de uso de un solo ordenador y monitores de cuatro a seis años podría evitar las emisiones equivalentes a 190 kilos de emisiones de carbono.
Teletrabajo: cómo afecta tus gastos, emisiones de CO2 y a tu salud
Además, según la Ley 10/2021, que regula el trabajo a distancia, el empresario debe correr a cargo de los gastos en los que el trabajador en su domicilio en tanto en cuanto está ejerciendo una función profesional por cuenta ajena. Pero las empresas que aplican esto son excepcionales.
Aún así, un teletrabajador puede fácilmente aumentar su consumo en calefacción y aire acondicionado en un 100% (que además son menos eficientes que los que hay en las empresas, con su mayor huella de carbono). También se produce un 50% más de desgaste en tus electrodomésticos y, a su vez, muchas emisiones de CO2 relacionadas con el teletrabajo.
Por otro lado, muchos estudios avalan que se consume más alcohol con el teletrabajo, lo que unido al mayor sedentarismo, puede ser un riesgo para la salud en el largo plazo.
Además, aunque España sea el cuarto país mundial en implantación de coworkings que pueden ser la solución parcial al problema, lo cierto es que, teletrabajes o no, lo normal es que tu oficina seguirá abriendo, y duplicar los espacios calentados o refrigerados todavía está lejos de ser el antídoto al calentamiento global.